La Península Valdés está parte norte de la Patagonia extraandina. Este territorio se encuentra en la interfase entre dos grandes regiones fitogeográficas patagónicas: el Monte y la Estepa. En el Monte predomina una vegetación arbustiva alta, mientras que en la Estepa el paisaje está dominado por comunidades herbáceas (sobre todo gramíneas) pero acompañadas de numerosas especies leñosas de dimensiones más reducidas.

El paisaje de la Península Valdés en su parte norte está dominado por las estepas arbustivas. La monotonía de este paisaje es engañosa ya que se pueden encontrar notables variaciones en la estructura y composición florística. En la parte sur de la Península aparecen también las estepas herbáceas que se han asociado con el paisaje que domina en la Patagonia más austral. También estas comunidades dominadas por gramíneas presentan una cierta heterogeneidad.

 Junto con estas comunidades vegetales dominantes, también hay un abanico de hábitats sobre sustratos o condiciones particulares (zonas dunares, zonas húmedas, costas rocosas, restingas, etc.) que están pobladas por especialistas en cada uno de estos ambientes. Estas comunidades, que podríamos llamar azonales, se encuentran dispersas por toda la Península asociadas a las zonas costeras, surgencias de agua, depresiones salinas, cordones de médanos, etc.

La Península Valdés, como el resto de la Patagonia ha sufrido la ocupación humana desde hace mucho tiempo. La vegetación o los paisajes prehumanos casi han desaparecido, ya sea por la tala, o incendios, o por el pastoreo de las ovejas.  La mayor parte de las comunidades vegetales que dominan el paisaje actual de la Península representan estadios de degradación o reconstrucción de la vegetación original.