Estepas arbustivas

Una gran parte del territorio de la Península Valdés está ocupado por diferentes variantes de la estepa arbustiva. Se trata de una comunidad dominada por arbustos, relativamente baja y muchas veces abierta. Es un tipo de vegetación por donde se puede caminar sin muchas dificultades, sorteando los arbustos que se encuentran al paso. Entre los arbustos suele haber pastizales con una alta diversidad de especies, tanto gramíneas como de otras familias que no serán comentadas aquí.

Es una comunidad rica en especies leñosas, donde suele aparecen alguna de  tres especies del género  Chuquiraga (C. avellanedae, C. erinacea subsp. hystrix y C. erinacea subsp. erinacea). No es raro encontrar también,  cualquiera de las especies de grandes arbustos citadas en el apartado "Maquias espinescentes", pero aqui aparecen aislados o en pequeños grupos. Pero sobre todo lo que abundan son las especies leñosas  de pequeñas dimensiones, que  no suelen sobrepasar los 50 cm de altura  (Acantholippia seriphioides, Menodora robusta, Brachyclados megalanthus, Prosopis denudans, Anarthrophyllum spp., Tetraglochin caespitosum, Margyricarpus pinnatus, Gutierrezia spp., Baccharis divaricata, Naussavia ulicina, Mulinum spinosum, Cardionema ramosissima, Perezia recurvata, Arjona tuberosa, etc.). No es raro que en esta comunidad también encontremos algunas cactáceas: Maihueniopsis darwinii, Maihuenia patagonica y, más raramente, Gymnocalycium gibbosum, Austrocactus spp. y, en zonas algo alteradas, Opuntia sulphurea var. pampeana, ).

La presencia de unas especies u otras es muy variable, como también su abundancia, pero es muy difícil reconocer comunidades claramente diferenciadas. Hay zonas donde el tomillo (Acantholippia seriphioides) puede llegar a ser dominante, en otras zonas lo son las diferentes especies de Chuquiraga. Se puede destacar, por su enorme peso en el paisaje, la variante donde domina Chuquiraga avellanedae, el quilimbai. Muchos autores opinan que estos matorrales donde el quilimbai es la planta más abundante representan la forma de mayor degradación de la estepa arbustiva. Efectivamente, en estas zonas la diversidad suele ser más baja y muchas veces se pueden ver los síntomas de erosión del suelo y aflora el pedimento de cantos patagónicos sobre suelo desprovisto de vegetación.